APRENDETE ESTAS PALABRAS SON EL NUEVO ABRACADABRA

sábado, mayo 12, 2012

Warhol Y Liz



Aprendí algo sobre el tiempo cuando tenía que andar por N.Y. y ver a gente que me había citado en sus despachos. Alguien me citaba a las 10 y me rompía la cabeza para estar allí a las 10, llegaba y no me recibían hasta la 12:55. Así que cuando eso ya te ha ocurrido 100 veces y te dicen: " ¿A las 10? respondes: Bueeeeeno, qué extraño, creo que me presentaré a la 12:55. Por lo tanto, iba a las 12:55 y funcionaba siempre. Era cuando me recibían . Y así aprendí. Era como ser un conejillo de Indias y te hacían pasar por todos esos test y te premiaban cuando hacías las cosas bien, y cuando las hacías mal, te echaban a patadas, así aprenderás. Así aprendí a saber cuándo encontraría a la gente.




La única persona con quien mi sistema no fucionó fue con Liz Taylor. Yo estaba en Roma rodando una película con ella y a lo largo de una semana ella llegó cada día con horas de retraso al rodaje. Finalmente pensé: Bueno, oye , vayamos mañana con calma, no hace falta que te levantes a las 6:30. Pues bien, aquel día llegó antes que nadie. Llegó antes que la encargada de vestuario y que el guarda con las llaves. Tomó su café prácticamente a solas. Y lo cierto es que esas cosas te espabilan. Hizo lo mismo que yo hacía, pero al revés, y me desarmó porque no la conocía lo suficiente como para poder predecir su comportamiento. Liz Taylor, al llegar tarde 50 veces y temprano una sola, debía aplicar mis mismos principios cuando me tiño el pelo de gris, de modo que cuando hago algo con una dosis normal de energía, parezco joven. Cuando Liz Taylor es puntual parece temprano, Es como si de repente adquirieras un nuevo talento al ser malo en algo durante mucho tiempo, y de pronto un día dejas de serlo tanto.


"B" y yo pasamos la tarde sentados en un sofá en el vestíbulo del Grand Hotel de Roma, contemplando las estrellas (de cine) y sus peluqueros que subían y bajaban la escalera de mármol. Fue como asistir a una obra de teatro.
Habia volado a Roma para un Acontecimiento que aquella noche había llevado a la ciudad a un montón de grandes estrellas. Nosotros éramos mirones de celebridades. "B" nos comparó con Lucy Ricardo y Ethel Mertz en el vestíbulo del Hotel Beverly Hills. Durante años, estuve diciendo que Roma es el nuevo centro de celebridades, el nuevo Hollywood.
"B" se sentía extraordinariamente bien . - Esto significa que realmente has llegado - , dijo él, - cuando te traen en avión y te tienen sentado todo el día en un vestíbulo con tanto glamour como éste, mirando a los que has visto siempre en todas las revistas y en todas las películas... -
En aquel momento me impresionaba más el sofá que las estrellas en la escalera. Cuanto más cansado estás menos te impresiona. Cualquier cosa. De haber podido dormir en el avión, yo también habría estado más excitado.


En ese instante, un hombre alto y apuesto entró en el vestíbulo. Tenía puestos unos pantalones rojos y una camisa roja con un cinturón blanco y alpargatas haciendo juego. Era el peluquero de Liz Taylor .
- Le gusta el rojo (obeservó "B")
- Le queda bien el rojo. Parece distinto a la última vez. Supongo que ha perdido peso (dije tratando de descubrir la mejora). Vamos a decírselo.

"B" divisó a Liz Taylor caminando al otro lado del vestíbulo y trató de volverme paranoico diciéndome que ella me evitaba. Yo podía verla por el rabillo del ojo. Uno de los ayudantes se nos acercó y le preguntó a "B" si yo podia estar listo en media hora para ir con Liz a encontrarnos con la princesa Grace y entrar juntos en el Acontecimiento.
Ese era el plan.

"B" se sintió celoso por no venir con nosotros.

Tan pronto como el ayudante se alejó, me dijo; - Lo dice como si tuviese mucha importancia. Está tan acostumbrado a tratar con Liz por mediación de su peluquero que cree que para hablar contigo tiene que hacerlo por mediación mía, incluso si estás tú ahí mismo...










Entonces, se me ocurrió algo horrible: que pasaría si esperaban que yo pronunciara un discurso en el Acontecimiento. Después de todo, se trataba de un Acontecimiento muy oficial, y hasta de beneficencia, y por lo general en fiestas de beneficencia se pronuncian discursos.
"B" decidió que debiamos escribir un discurso allí mismo por si acaso.
Decidimos que me pondría de pie y diría que había sido un honor y una gran emoción trabajar con los peluqueros de Liz Taylor .
Y entonces, le pediría  a Liz  que presentara a "B" y diría: Liz Taylor ha cambiado mi vida: ahora yo tambien tengo mis propios peluqueros. He cogido a mi Director comercial, a mi fotógrafo, a mi redactor y a mi relaciones públicas y los he convertido a todos en peluqueros...


*



Extracto de : The Philosophy of Andy Warhol (From A to B and Back Again).


A:  CiNeXiM  
 CHIN CHIN!!!!
3/3

Una Adorable Criatura (1979).

 

Marilyn Monroe y Truman Capote Bailan en el Morocco - 1955
28 de Abril de 1955.
Escenario: La capilla de la Universal Funeral Home, en la avenida Lexington esquina con la calle 52, en la ciudad de Nueva York. Una interesante multitud se aglomera en los bancos: celebridades procedentes, en su mayor parte, del teatro internacional, del cine, de la literatura, presentes todos para rendir homenaje a Constance Collier, la actriz de origen inglés que habia muerto el día anterior a los 75 años. Durante los últimos decenios de su vida vivió en N.Y. donde enseñaba arte dramático con un talento sin igual; en sus clases solo admitía a profesionales, por lo general , actrices consagradas que ya eran "estrellas" : Katharine Hepburn, Audrey H., Vivien Leigh , y , durante unos meses antes de su muerte, una neófita a la que la Sra. Collier, se refería como "mi problema especial", Marilyn Monroe.

La Sra.Collier habia muerto y ahi estaba yo, paseando por el vestíbulo de la Universal Chapel mientras esperaba a Marily; Habíamos quedado hablando por teléfono la noche anterior, quedando de acuerdo para sentarnos juntos durante la ceremonia. Llegó media hora tarde, siempre llegaba tarde, pero yo pensaba: !Por el amor de Dios! maldita sea, sólo por una vez! Y entonces apareció de pronto y no la reconocí, hasta que dijo...







MARILYN: ¡Vaya, cuánto lo siento, chico! Cuando estaba maquillada, pensé que quizá fuese mejor no llevar pestañas postizas, ni maquillaje, ni nada, así que me lo quité todo, y además no se me ocurría que ponerme...

(Lo que se lo ocurrió ponerse habría sido apropiado para la abadesa de un convento en audiencia privada con el papa. Llevaba el pelo enteramente oculto por un pañuelo de gasa negra; un vestido negro, suelto y largo, que en cierto modo parecía prestado; medias negras de seda apagaban el brillo dorado de sus esbeltas piernas. Con toda seguridad, una abadesa no se habría calzado unos zapatos negros de tacón alto tan vagamente eróticos como los que ella habia escogido, ni las gafas oscuras que le daban aspecto de búho y resaltaban la palidez de su piel de vainilla y leche fresca.)

T.C. : Estás muy bien.
M: (mordisqueandose un uña roida ya hasta el final): ¿Estas seguro?  Es que estoy tan nerviosa. ¿Donde está el lavabo? si pudiera ir un momentito...
T.C. : ¿Y tomarte una pastilla? No! Chitón! Ésa es la voz de Cyril Ritchard: ha empezado el elogio funebre.
(A lo largo del Servicio Marilyn no dejó de quitarse las gafas para enjugar las lágrimas que se desbordaban de sus ojos azulgrises. En ocasiones la había visto sin maquillaje , pero aquel día ofrecía una nueva experiencia visual, un rostro que yo no había observado antes, y al principio no me di cuenta de qué podría ser. Ah! se debía al sombrío pañuelo de la cabeza. Con los bucles invisibles y el cutis limpio de cosméticos, parecía tener 12 años ; una virgen pubescente que acaba de entrar en un orfanato y está llorando su desgracia. La ceremonia terminó al fin, y los asistentes comenzaron a dispersarse).
M.M. : Quedémonos aqui sentados , por favor esperemos a que salga todo el mundo.
T.C. : ¿Porqué?
M.M.: No quiero hablar con nadie. Nunca sé que decir.
T.C.: Entonces quédte ahí sentada y yo esperaré fuera. Tengo que fumar un pitillo.
M.M.: ¡No puedes dejarme sola! Dios mio! fuma aqui.
T.C.: ¿Aquí? ¿En la capilla?
M.M.: ¿Porque no?¿Que te quieres fumar?¿Un porro?
T.C.: Muy graciosa. Venga, vámonos.
M.M. : Por favor . Hay un montón de fotografos ahí fuera. Y, desde luego, no quiero que me hagan
fotografías con esta facha.
T.C. : No te lo reprocho.
M.M. : Has dicho que estaba muy bien.
T.C.: Y es cierto. Estás perfecta..., para interpretar la novia de Drácula.
M.M. : Ya te estás riendo de mí.
T.C. : ¿Tengo yo pinta de reirme?
M.M. : Te estás riendo por dentro. Y ésa es la peor risa. (frunciendo el ceño ; mordisqueandose la uña del pulgar). En realidad, podría haberme maquillado. Toda esa gente llevaba maquillaje.
T.C. : Yo tambien. A paletadas.
M.M.: lo digo en serio. Es el pelo. Necesito un tinte. Y no he tenido tiempo de dármelo. Ha sido tan inesperado... La muerte de la Sra.Collier y todo lo demás. ¿Ves? (levantó un poco el pañuelo, mostrando una franja oscura en la raya del pelo).
T.C. : ¡Pobre inocente de mí! ¡Todo este tiempo pensando que eras rubia natural!
M.M. : Lo soy. Pero nadie es así de natural. Y, de paso, que te Follen.
T.C.: Muy bien, ya ha salido todo el mundo. Así que vamos, arriba.
M.M.: Esos fotógrafos siguen ahí fuera. Lo sé.
T.C.: Si no te han reconocido al entrar, tampoco te conoceran al salir.
M.M. : Uno de ellos me reconoció. Pero me escabullí por la puerta antes de que empezara a chillar.
T.C. : Estoy seguro de que hay una entrada trasera. Podermos salir por alli.
M.M.: No quiero ver cadáveres.
T.C.: ¿Porqué habriamos de verlos?
M.M. : Esto es una funeraria. Deben de tenerlos en alguna parte... Iremos a algún sitio y te invitaré a una botella de champán.

-Comentamos cuánto nos gustaba vivir en N.Y. y cómo detestábamos L.A. (a pesar de que nací allí, sigue sin ocurrírseme nada buena de esa ciudad. Si cierro los ojos y me imagino L.A. , lo único que veo es una enorme vena varicosa)
Hablamos de actores y de actuación
M.M.: Todo el mundo dice que no sé actuar. Lo mismo dijeron de Elizabeth Taylor, y se equivocaron. Estuvo extraordinaria en "Un lugar en el Sol". Nunca conseguiré el papel adecuado, nada que me guste verdaderamente.Mi físico está en contra de mí.

T.C.: Hablamos algo más de Elizabeth Taylor, quería saber si la conocía, le dije que sí y ella me preguntó cómo era, como era en realidad, y yo contesté : pues se parece un poco a tí, es enteramente sincera y tiene una conversación ingeniosa, y Marilyn dijo que te follen, y añadió : bueno, si alguien te preguntara cómo es Marilyn, cómo es en realidad, ¿que le dirias?, y yo contesté que tendría que pensarlo.


T.C.: ¿Crees que podemos largarnos ya de aquí? Me prometiste champán, ¿recuerdas?
M.M.: Lo recuerdo. Pero no tengo dinero.
T.C.: Siempre llegas tarde y nunca llevas dinero. ¿Es que por casualidad te figuras que eres la reina Isabel?
M.M.:¿Quien?
T.C.: La reina Isabel. la reina de Inglaterra.
M.M.: (frunciendo el ceño): ¿Que tiene que ver con esto esa gilipollas?
T.C. : La reina Isabel tampoco lleva dinero nunca. No se lo permiten. El vil metal no debe manchar la real palma de su mano. Es una ley o algo parecido.
M.M. : Ojalá aprobaran una ley como ésa para mí.
T.C.: Sigue así y quizá lo hagan.
M.M.: pero entonces, ¿como paga las cosas? Cuando va de compras, por ejemplo.
T.C. : Su dama de compañía la sigue con un bolso lleno de calderilla.
M.M. : ¿Sabes una cosa? Apuesto a que todo se lo dan gratis. A cambio de concesiones.
T.C. : Es muy posible. No me sorprendería nada. Proveedor de la Real Casa. Perros galeses. Todas esas golosinas de Fortnum&Mason. Hierba.Condones.
M.M.: ¿Para que querría ella condones?
T.C. : Para ella no, boba. Para ese tipo que la sigue a dos pasos. El principe Felipe.
M.M.: Ah sí. Ese es un encanto. Tiene aspecto de tener un buen aparato. ¿Te conté alguna vez lo de aquella ocasión en que vi a Errol Flynn sacársela de repente y empezar a tocar el piano con ella?. Oh! vaya! ya hace 100 años de eso, yo acababa de emepzar como modelo, fui a una estúpida fiesta y ahí estaba Errol, tan orgulloso de sí mismo, se sacó el cipote y tocó "You are my Sunshine". Imaginaté! todo el mundo dice que Milton Berle tiene el chisme más grande de Hollywood. Pero, ¿a quien le importa? oye, ¿no tienes nada de dinero?
T.C.: Unos 50 dólares, quizá
M.M.: Bueno, eso nos llegará para un poco de champán.








T.C. : Estoy preparado para invitarte a champán.
(Terminamos en un restaurante chino de la Segunda Avenida, desierto y con muchos adornos. Pero tenía un bar bien provisto y pedimos una botella de Mumm´s ; nos lo sirvieron sin enfriar y sin cubo, asi que lo bebimos en vasos largos con hielo. )

M.M: Es divertido esto. Como rodar exteriores, si es que a uno le gustan los exteriores. Cosa que desde luego a mí no me gusta nada. Niágara. Uff ! Que horror!

T.C. : Cuentamé lo de ese amante secreto.
M.M. : (Silencio)
T.C. : (Silencio)
M.M.: Tú conoces a muchas mujeres. ¿Cual es la más atractiva que conoces?
T.C.: Barbara Paley, sin duda, indiscutiblemente.
M.M.: (frunciendo el ceño) ¿Es esa a la que llaman "Babe"? desde luego, a mi no me parece ninguna niña. La he visto en Vogue y demás. Es tan elegante... Encantadora. Sólo con mirar fotografías de ella me siento como una fregona.
T.C.: A ella le divertiría oir eso. Está muy celosa de ti.
M.M.: ¿Celosa de mi? ya estas otra vez tomandome el pelo.
T.C. : Nada de eso. Está celosa.
M.M.: Pero, ¿Porqué?
T.C. : Porque una periodista, Kilgallen, creo, escribió un eco de sociedad que decía algo así: "Corre el rumor de que la Sra. DiMaggio se reúne con el más encumbrado magnate de la televisión, y no para hablar de negocios". Pues bien, ella leyó el articulo, y se lo creyó.
M.M.: ¿Que se creyó?
T.C.: Que su marido tiene un asunto contigo...
M.M. : Pero eso es una estupidez. No conozco a ese tipo.
T.C. : Vamos! Vamos! ¡Sé sincero conmigo! Ese amante secreto tuyo... Es William S. Paley?
M.M. : No! es un escritor.
T.C. : Eso está mejor, ya vamos llegando a alguna parte, debe ser un ganapán, si no, no te daría vergüenza decirme como se llama!.
M.M. : (furiosa, Frenética) ¿que quiere decir la ese?
T.C. : ¿Que ese?
M.M. : La ese De William S. Paley.
T.C. : Ah, esa ese, no creo que signifique nada. La ha debido poner para darse tono.
M.M.: ¿Es solo una inicial que no representa ningún nombre? ¡Dios mio! El Sr.Paley debe de sentirse muy inseguro.
T.C.: Tiene muchos tics. Pero volvamos a nuestro misterioso escriba.
M.M. : ¡Callate! No lo entiendes. Tengo mucho que perder.
T.C.: Camarero, otra botella de Mumm´s, por favor.
M.M.: ¿Estás tratando de tirarme de la lengua?
T.C.: Sí. Te propongo una cosa. Haremos un trato. Yo te contaré una historia y, si la encuentras interesante, quizá podamos hablar luego de tu amigo escritor.
M.M.: (tentada pero reacia): ¿De qué trata tu historia?
T.C.: De Errol Flynn.
M.M.: (Silencio).
T.C. : (Silencio).
M.M. : (odiandose asi misma) : Vale, empieza.
T.C. : ¿Recuerdas lo de E.F. y lo orgulloso que estaba de su cipote? Puedo garantizarlo. Una vez pasamos una agradable noche juntos. ¿Me comprendes?.
M.M. : Te lo estas inventando, me quieres engañar.
T.C. : Palabra de honor. Estoy jugando limpio. (Silencio; pero veo que ha picado , así que tras encender un pitillo...)
M.M. : ¿Y que puntuación le darías? en una escala de uno a diez.
T.C. : Francamente , si no hubiera sido Erroll F. no creo que lo hubiese recordado..
M.M. : No es una historia maravillosa. No vale lo que la mía; ni por asomo.

T.C.: Se cual es la maravilla que ocultas. Arthur Miller. (Bajó sus gafas oscuras: ¡cielos!, si las miradas mataran, uff! ) lo adiviné en cuanto dijiste que era escritor.
M.M. : (balbuceando) Pero ¿Como?Quiero decir, nadie..., quiero decir, casi nadie...
T.C. : Hace 3 años, por lo menos, o 4 , Irving Drutman...
M.M. : ¿Invirng qué?.
T.C.: Drutman. Es un redactor del Herald Tribune. Me contó que andabas tonteando con Arthur Miller. Que estabas colada por él. Soy demasiado caballero para haberlo mencionado.
M.M.: ¡Caballero! ¡Un Cabrón! (Balbuceando de nuevo, pero con las gafas oscuras en su sitio). No lo entiendes. Eso fue hace tiempo. Aquello terminó. Pero esto es nuevo. Ahora todo es distinto, y..
T.C. : Que no se te olvide invitarme a la boda.
M.M. : si hablas de esto, te mato, Haré que te liquiden. Conozco un par de tipos que me harían gustosos ese favor...
T.C. : No lo pongo en duda ni por un momento.
(Por fin llegó el camarero con la segunda botella)
M.M. : Dile que se la vuelva a llevar. No quiero más. Quiero largarme de aquí.
T.C.: Siento haberte molestado.
M.M.: No estoy molesta.

(Pero lo estaba. Mientras pagaba la cuenta, fue al toilette. Deseé tener conmigo un libro para leer: sus visitas al toile-tte a veces duraban tanto como la preñez de una elefanta. Mientras pasaba el tiempo, me puse a pensar si estaría tomando píldoras tranquilizantes o estimulantes. Tranquilizantes, sin duda. Había un diario en el bar. Lo tomé. Estaba escrito en chino. Después de unos veinte minutos, decidí investigar. A lo mejor se había tomado una dosis letal, o cortado las muñecas. Encontré el baño de damas y llamé a la puerta. Dijo: “Pasa”. Estaba frente a un espejo mal iluminado. Pregunté: “¿Qué estás haciendo?”. Ella contestó: “Mirándola”. En realidad, se estaba pintando los labios color rubí. Además, se había quitado el pañuelo de la cabeza y peinado ese pelo brillante y finito que tenía.)




M.M.: Espero que te quede bastante dinero.
T.C.: Depende. No como para comprar perlas, si es tu idea de hacer las paces.
M.M.: (riendo, nuevamente de buen humor. Decidí no volver a mencionar a Arthur Miller): No. Para un viaje en taxi, nada más.
T.C.: ¿Adónde vamos, a Hollywood?
M.M.: Diablos, no. A un lugar que me gusta. Ya verás cuando lleguemos.
(No tuve que esperar tanto, pues no bien subimos al taxi, oí que le decía que nos llevara al muelle de la calle South, y pensé: “¿No es allí donde se toma el ferry para Staten Island?”. Y mi conjetura fue: tomó píldoras además del champagne, y está loca ahora.)
T.C.: Espero que no vayamos a tomar un barco. No llevo dramamine encima.
M.M.:(feliz, riendo): Vamos al muelle, nada más.
T.C.: ¿Puedo preguntar por qué?
M.M.: Me gusta. Huele a otro país, y puedo dar de comer a las gaviotas.
T.C.: ¿Qué les darás? No tienes nada.
M.M.: Sí, tengo la cartera llena de bizcochitos chinos. Los robé del restaurante.
T.C. (haciendo una broma): Sí, sí. Mientras estabas en el baño abrí uno, y el papelito de adentro era un chiste verde.
M.M.: Por Dios. ¿Obscenidades en vez del porvenir?
T.C.: Seguro que a las gaviotas no les importará.
(Pasamos el Bowery. Tiendas diminutas de empeño, estaciones de donación de sangre, cuartos con camas por cincuenta centavos, pequeños hoteles sórdidos de alojamiento por un dólar, bares de blancos, bares de negros y por todas partes vagos, vagos jóvenes, ancianos vagos en cuclillas sobre la vereda sentados en medio de vidrios rotos y de vómitos, vagos apoyados contra las puertas y acurrucados como pingüinos en las esquinas. En una oportunidad, al detenernos ante una luz roja, un espantapájaros de nariz roja avanzó tambaleándose hacia nosotros y empezó a limpiar el parabrisas del taxi con un trapo húmedo que aferraba su temblona mano. Nuestro conductor protestó, gritando obscenidades en italiano.)
M.M.: ¿Qué es esto? ¿Qué pasa?
T.C.: Quiere una propina por limpiar el vidrio.
M.M. (cubriéndose la cara con la cartera): ¡Qué horrible! No lo aguanto. Dale algo. Apúrate. ¡Por favor! (Pero ya el taxi partía, derribando casi al viejo borracho. Marilyn lloraba.) Estoy descompuesta.
T.C.: ¿Quieres irte a casa?
M.M.: Se ha arruinado todo.
T.C.: Te llevaré a casa.
M.M.: Espera un minuto. Ya estaré bien.



(Así seguimos hasta la calle South; ya allí, el ferry anclado, la vista de Brooklyn del otro lado, las gaviotas que revoloteaban y se divertían, blancas contra el horizonte marino y el cielo veteado de vellones de nubes, diminutas y frágiles como encaje, pronto tranquilizaron su espíritu. Al bajar del taxi vimos a un hombre que llevaba a un perro chino de una correa. Era un pasajero que se dirigía al ferry. Al pasar junto a él, mi compañera se detuvo a acariciar el perro.)

EL HOMBRE (firme y poco amistosamente): No debería tocar perros desconocidos. Especialmente a éstos. Podrían morderla.
M.M.: Los perros nunca me muerden. Sólo los humanos. ¿Cómo se llama?
EL HOMBRE: Fu Manchu.
M.M. (riendo): Oh, como en el cine. Qué amor.
EL HOMBRE: Usted, ¿cómo se llama?
M.M.: ¿Yo? Marilyn.
EL HOMBRE: Eso pensé. Mi mujer no me creería. ¿Me puede dar su autógrafo?
(Sacó una tarjeta y una lapicera. Utilizando su cartera como apoyo, ella escribió: Que Dios lo bendiga – Marilyn Monroe).
M.M.: Gracias.
EL HOMBRE: Gracias a usted. Voy a mostrar esto en la oficina.
(Seguimos hasta el borde del muelle, donde nos pusimos a escuchar el ruido del agua.)
M.M.: Yo solía pedir autógrafos. Todavía lo hago, a veces. El año pasado vi a Clark Gable sentado cerca de mí en Chasen, y le pedí que me firmara la servilleta.
(Apoyada contra un poste de amarras, la observé, de perfil: Galatea oteando las distancias no conquistadas. La brisa le esponjaba el pelo. Volvió la cabeza hacia mí con gracia etérea, como si la hiciera girar la brisa.)
T.C.: ¿Cuándo alimentamos los pájaros? Yo también tengo hambre. Es tarde, y no almorzamos.



M.M,: Recuerda, te dije que si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era, en realidad, Marilyn Monroe, ¿cómo contestarías esa pregunta? (Su tono era juguetón, burlón, sin embargo sincero al mismo tiempo: quería una respuesta honesta): Apuesto a que dirías que era una palurda.
T.C.: Por supuesto, pero también les diría…
(Ya se iba la luz. Ella parecía desvanecerse con la claridad, mezclarse con el cielo y las nubes, retroceder y ocultarse detrás. Yo quería alzar la voz por encima de los gritos de las gaviotas y preguntarle: “Marilyn, Marilyn, ¿por qué todo tuvo que salir así? ¿Por qué la vida tiene que ser tan terrible?”)
T.C.: Yo diría…
M.M.: No te oigo.
T.C.: Diría que eres Una Adorable Criatura.



*


"Una Adorable Criatura" Es uno de los interesantes y geniales capitulos del libro "Retratos" de Truman Capote. Aunque creo que tambien está incluido en "Música para camaleones" pero yo lo leí en "Retratos".  

A: CINEXIM (2/3).

Los 10 Mandamientos Chochonis.






LOS DIEZ MANDAMIENTOS CHOCHONIS



                
1- Estarás embelesada de tu marido.
2- Sacarás pómulos las 24 horas.
3- Te quedarás embarazada al bañarte en un Motel.
4- Serás adicta a Carmen Lomana.
5- Considerarás el Lexatin panacea universal.
6- Vivirás soliviantada por la culpa de tu ex novio.
7- Dudarás constantemente entre Shiseido o Kanebo.
8- No te harás la toga ni llevarás kimono jamás.
9- Serás alérgica a L'Oréal.
10- Usarás cinturón de castidad con pedrería de shopard                                                       


*



Los 10 mandamientos ChoChonis
(modificados y actualizados por Fabio para Alaska & Mario)
Fotografía de Fabio by Pablo Pérez Minguez.



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LATRIBUDELASCHOCHONI


En la tribu de las chochoni  Gran jefa Flor de Casacampo  Desenterrar hacha de guerra Contra hombre blanco Hombre blanco haber herido Sentimientos Flor de Casacampo Con cubatas y carburantes Las chochoni tiran p’adelante Hombre blanco haber estraperlado  Con pelucas de rafia nylon y mimbre Pelucas Virna no favorecer chochoni Ser mejores las de esparto Pelucas Virna ser de baja calidad  Pelucas Virna ser un cutrerío  Ser mejores las de esparto Hombre blanco haber estraperlado Sentimientos Flor de Casacampo  No hay derecho  No hay derecho No hay derecho!!.




Autores:Carlos Garcia Berlanga y Fabio McnaMara , nuevos arreglos Fangoria y Fabio Mcnamara.

A: CINEXIM (1/3)


Liebster Blog´s.




Hace unos dias los autores de los Blogs : CINEXIM  and  YO CONFIESO
 han otorgado a Retorno a Manderley y a otros compañeros de viaje (enhorabuena a todos) un premio Liebster cada uno.
Desde Manderley os lo quiero agradecer de todo corazón.
Y deciros que siempre es un placer compartir con vosotros y con todos mis enlaces a otros mundos ,todo lo que cada uno de nosotros ofrecemos con tesón , dedicación y admiración a la manera de ver y revivir lo que solo nuestro segundo planeta es capaz de adornar o alterar de buena fé lo que otros planetas no nos dejan, aún desafiando al tiempo, ese enemigo implacable que casi nunca nos derrota.

!Un Fuerte Abrazo!

Muchisimas Gracias.





Henry -Aka-William De Baskerville.