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sábado, noviembre 18, 2006

El Crepúsculo de los Dioses

El crepúsculo de los Dioses (Sunset Boulevard) 1950, director: Billy Wilder, 3 oscars. Flotando en una piscina de una lujosa mansión nos habla el espíritu de un cadáver, acerca de una de las historias mas sobrecogedoras del Hollywood dorado, William Holden (el cadáver), nos transporta con su voz en off, unos meses atrás, cuando era un atormentado escritor sin éxito y las circunstancias del momento lo hacen huir sin rumbo hasta llegar de manera accidental tras una persecución a las puertas de una, casi abandonada, mansión. En la puerta lo recibe, Max ( Erich Von Stroheim) el mayordomo de la Sra: Norma Desmond (Gloria Swanson) que vive retirada, sola y olvidada, con la sola compañía de Max, y su mascota, un mono, que ahora esta muerto, nuestro protagonista es confundido con el de la funeraria que viene a preparar el entierro de su mascota, y a partir de aquí, Holden queda atrapado por la locura de Norma, no tiene mas remedio que aceptar su invitación de quedarse a vivir en la mansión con Norma y Max, y a cambio Norma le pide que lea un guión que ha escrito ella misma sobre la historia de Salomé. Norma necesita volver a sus años dorados, cuando era una estrella del cine mudo, y necesita también que alguien la vuelva a admirar y ayudarla a vivir en la época en la que su vida era brillante y admirada, Norma se niega a que el tiempo pase y aceptar la llegada de su trágico destino. Tiene algunas frases que te hacen pensar en los verdaderos sentimientos amargos por los que pasa una estrella, cuando ha perdido su esplendor:- "Han hecho una cuerda nueva y han ahorcado el cine"- " Antes, con el cine mudo, no necesitábamos dialogo, teníamos expresión"- etc, etc. Es una gran película en la que se nos enseña el triste, amargo y real final de muchas estrellas, que pasan al olvido, en un barrido de pestañas, negándose ,a que, lo que un día fue brillante, ocupe un lugar en el olvido. ¿Renovarse o morir? a veces el renovarse no tiene solución, desgraciadamente, en muchas ocasiones, es la edad y la juventud la que manda, y no importa si un día fuiste el mejor o estuviste entre ellos, nada cuenta y nada vale, cuando los aplausos dejan de sonar.

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